Foi na fase de grupos da Copa de 1954 na Suiça quando a Hungria fez 8 x3 na então Alemanha Ocidental que depois viria a conquistar o mundial diante da mesma Hungria.
Los tenía perfectamente estudiados. Sepp Herberger, seleccionador alemán, había sido uno de los testigos presenciales del histórico triunfo de Hungría ante Inglaterra en Wembley en noviembre de 1953. Cuando supo que su Alemania quedaba encuadrada en el mismo grupo que los magiares, empezó a calibrar sus opciones.
Una de estas le sugería un partido de desempate ante Turquía, otro rival de su grupo. No se lo pensó dos veces: reservó hasta siete jugadores del primer partido: Turek, Laband, Mai, Klodt, Morlock, Ottmar Walter y Schäffer se cayeron del once. Sólo repitieron Posipal, Kohlmeyer, Eckel y Fritz Walter. Antes les hizo ver el partido de los húngaros en Londres un par de veces para que vieran su juego. Pero no hubo opción. Los impresionantes magiares humillaron a los teutones (8-3) en una de las goleadas más impactantes que se recuerdan en la historia del fútbol. Sin embargo, una jugada determinaría el futuro de los húngaros y de los alemanes.
En una acción aislada, Liebrich cayó sobre Puskas -en la imagen aparecen los dos jugadores-, y éste cayó fuertemente lesionado. Para unos, caso del periodista inglés Brian Glanville fue "la falta que ganó el Mundial", para Eckel fue un "tackle perfecto". Fritz Walter explicó así la acción: "Liebrich, con la parte superior de su cuerpo, derribó a Puskas, y éste tuvo la desgracia de caer sobre su tobillo torcido". El resultado: Puskas no jugaría ni los cuartos (Brasil) ni las semifinales (Uruguay), pero sí la final, aunque en un precario estado. La prensa alemana se cebó. Der Spiegel tituló: "Llegó el momento de colgar al traidor Herberger de un manzano".
Die Welt le fue a la zaga: "No nos comportamos bien. La situación más cizañera fue la acción de Liebrich. Se vengó de Puskas, ese maravilloso jugador, sólo porque era el mejor. Liebrich no debería ser seleccionado para el equipo nacional nunca más. Él nos hace más daño que diez derrotas consecutivas".